Monday, October 12, 2009

Palabras que atraviesan

"El corazón del justo piensa para responder; mas la boca de los impíos derrama malas cosas." (Prov. 15: 28)

"Detente y piensa muy bien en lo que vas a decir" parece ser el consejo del proverbista. Pues, realmente serían muchísimos los problemas que nos ahorraríamos si escuchásemos este consejo. Pero más seguido de lo que quisiésemos admitirlo dejamos que nuestra boca "derrame" palabras llenas de crítica y de murmuración, o quizás hasta insultos diversos que solo hacen daño al corazón de nuestros oyentes.

Pero amado, el llamado de Dios es a que seamos prontos para oír, tardos para hablar y tardos para molestarnos (Stgo.1:19). Porque hay palabras que son como golpes de espada, que dañan sin remedio, y que una vez que han sido dichas parecieran retumbar en los oídos produciendo inseguridad, amargura, tristeza, depresión y cosas semejantes. De hecho, muchas veces aunque pidamos perdón y seamos perdonados, aun así el dolor que hemos causado permanece. ¡Cuántos hijos andan por la vida acomplejados por causa de palabras que sus padres "derramaron" sobre ellos en un momento de ira! ¡Cuántos hombres y mujeres sufren por causa de palabras destructivas que han escuchado de boca de sus cónyuges! ¡Cuántos se sienten inseguros de sí mismos debido a críticas destructivas que han recibido!

Tú y yo hemos sido llamados a algo diferente y mucho mejor. Porque si bien la Biblia dice que hay palabras que "son como golpes de espada", por otra parte también dice que "la lengua de los sabios es medicina" (Prov.12:18). Es decir que si tú y yo aprendemos a hablar como Dios quiere que lo hagamos, nuestras palabras serán instrumentos de sanidad en los corazones de aquellos que nos escuchen.

Pensemos en esto por un momento. Tú y yo podemos ser los que le den fuerzas a aquél que no las tiene, al hablarle palabras de aliento; o podemos ser los que le ofrezcan palabras de amor a aquél que se siente tan rechazado que quizás hasta ha pensado en quitarse la vida; o inclusive inconversos sean atraídos a Cristo al ver como El ha transformado hasta la manera en que nos expresamos.

Hermano, si tú y yo nos disciplinamos a examinar todo lo que sale de nuestras bocas y a solamente decir las palabras que serán para edificación y bendición de nuestros oyentes, no solamente nos ahorraremos unos cuantos dolores de cabeza (a nosotros mismos y a los que nos rodean) sino que también nos convertiremos en instrumentos de Dios para sanar y fortalecer el corazón de nuestro prójimo. Además veremos un cambio inmenso en nuestras relaciones familiares, con nuestros amigos, con aquellos que no conocen a Jesús y hasta con nuestros enemigos. De hecho la Biblia dice que "cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él" (Prov. 16:7). Y me pregunto si esto tiene algo que ver con el hecho de que cuando queremos, de verdad, agradar a Dios, aprendemos a medir nuestras palabras y poco a poco comenzamos a dejar las expresiones ofensivas, las críticas y las malas respuestas, de manera que con el tiempo aun las peores relaciones que tenemos comienzan a mejorar gradualmente.

Amado, si aplicamos este proverbio a nuestras relaciones familiares, a nuestras amistades y al trato con nuestros enemigos, no dudemos ni por un segundo que nuestras vidas y las de ellos serán mejores, y lo que es mejor aun: ¡Dios será glorificado por medio de nuestro hablar cada día! ¡Amén!

En el amor del Señor,

Miguel A. Cañete
Tomado de Vientos de Avivamiento

No comments:

Post a Comment